Era otro dia normal pero de repente lo vi, lo vi de nuevo.
Era muy mayor , pues murio a los 87 años pero nunca me podria olvidar de aquel rostro.
Me vio desde el otro lado y sonrio , andando hacia mi.
Podriamos haber sido felices, lo se porque con el me sentia fuerte y viva.
Se paro delante de mi , y entonces lo pude ver.
Su rostro era joven, era el del siempre, la misma nariz aguileña, el mismo cuerpo y el mismo olor.
Me envolvio en sus brazos como si temiera de que fuera a desaparecer, pero no, yo sabia que ahora era un para siempre, y nada, ni la muerte nos podria separar. Cuatro y Seis.